Monseñor Oscar Ojea es obispo de
la diócesis de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina. Además, es miembro
de la Conferencia Episcopal Argentina que ha presentado recientemente el
documento “Felices los que trabajan por
la paz”, donde se diagnostica una Argentina enferma de violencia. Con el
documento presentado, cuenta Monseñor Ojea, los obispos buscan hacer un
diagnóstico de los problemas o enfermedades que presenta nuestra sociedad. El
documento es una invitación a los dirigentes del país a pensar políticas
públicas y políticas de estado para crear una cultura de la paz. Se trata de un
documento esperanzador ya que es una propuesta de trabajo en conjunto para
enfrentar las dificultades.
Ojea cree que la causa de toda
violencia es el temor. El temor, en última instancia, a no ser amado. Según el
sacerdote, la violencia es una reacción, equivocadísima y muy malsana frente a
una carencia muy profunda. Suele tratarse de carencias afectivas, desequilibrios
emocionales de la persona consigo misma, con su interior, en el seno de su
familia, con su ambiente. Existe una multiplicidad de causas, pero la causa última
es el desamor.
Según el Obispo, no se deben
buscar soluciones matemáticas para la violencia en nuestra sociedad. Por
ejemplo, explica el entrevistado, en la exhortación del Papa Francisco sobre la
Alegría del Evangelio, se señalan 4 principios que tienen que ver con tensiones
bipolares de toda realidad social. Uno de esos principios es la contradicción
entre el conflicto y la unidad. Entonces, una de las formas de aproximarnos a
una resolución o a una cultura de la paz es no temerle al conflicto, sino
atravesarlo. No hay que ignorar el conflicto, porque ignorarlo es malsano, pero
tampoco hay que quedar atrapado dentro de él. Hay que buscar una tercera salida
que es asumir el conflicto y buscar de qué manera puedo buscar una escucha nueva
de lo que pasa. Cuando una persona ejerce la violencia es necesario escuchar
qué es lo que en realidad está gritando, pidiendo, no tengo que cerrarme a
escuchar. Se deben buscar las causas que hacen a una persona sentir ese vacío
enorme que lo lleva a ejercer la violencia.
La violencia, asegura Ojea,
proviene de una carencia muy profunda, porque estar en paz tiene que ver con la
seguridad de ser amado, la seguridad de tener la persona integrada. Y cita a Santo
Tomás cuando dice que “La paz es el descanso en el Sumo Bien”. Y la persona que
está en una actitud de descanso del corazón es una persona que se siente segura
y entonces no necesita ejercer violencia ni consigo misma ni con los demás.
Monseñor Ojea cree que es
fundamental abandonar los prejuicios y los preconceptos. Si nos acercamos al
otro con prejuicios siempre va a haber una parte de otro que no vamos a recibir,
que no vamos a aceptar. Trabajar para la paz es un arte, la paz es algo
artesanal. Exige trabajo, un trabajo que se parece bastante al trabajo de la
tierra. Por eso la Sagrada Escritura compara la paz con imágenes de la labranza.
El trabajo del campo tiene que ver con la paciencia, con saber esperar y
hacerse al ritmo de la tierra. En el trabajo por la paz sucede algo similar. El
camino parece largo y fatigoso y existe siempre la tentación de abandonarlo. Pero
es necesario volver una y otro vez a una escucha más profunda, buscar la manera
de aproximarse al problema que está generando esa violencia.
Estamos inmersos en una cultura
donde se respira una atmósfera de violencia. El Papa Francisco diría que
tenemos que crear una contra-cultura; una cultura de la paz. Una cultura que
tiene que ver con la educación para la paz, de dar esta educación en las
escuelas…
Cuando fue preguntado sobre la
radiografía de la familia en la sociedad de hoy, Monseñor Ojea respondió que
ellos ven que existe una enfermedad vincular. Los vínculos están en crisis. Construir
un vínculo es cada vez más difícil, y eso también tiene que ver con algo cultural.
Nuestra cultura se preocupa exclusivamente por el presente y el estar bien en
cada momento. Existe una incapacidad para pensar proyectos que tengan que ver
con el vínculo. Es una cultura de lo inmediato que hace que ante la primera
dificultad que surge se rompa el vínculo en lugar de luchar por una superación
que implique un crecimiento en el amor, en el perdón, en las virtudes que van
aflorando cuando el vínculo hace historia. Hay que permitirle al mismo vínculo
que haga su historia. Y lo que pasa en el vínculo de la pareja, también pasa en
el vínculo con los hijos. Hay un deslinde de la autoridad y de los límites. Es
como si muchos papás hubieran abandonado la responsabilidad….Esto es en
general, esto lo vemos que sucede bastante. Estamos en una sociedad muy
individualista que vive colgada de la imagen, colgada del mundo virtual. Si no
salimos a una cultura del encuentro como nos pide el Papa Francisco, corremos
el riesgo de deshumanizarnos.
Consultado sobre la importancia
de las pronunciaciones de los obispos sobre cuestiones generales de la
sociedad, el entrevistado respondió: “Nosotros somos pastores del pueblo de
Dios y lo que hacemos es traducir las preocupaciones y las angustias que
nosotros vemos en nuestra gente. Pero no podemos escamotear el presente. El
presente está delante de uno y uno no puede más que atravesarlo y asumirlo”.
Aun aceptando que hay mentiras en
toda la sociedad, la mentira también es una forma de violencia. La falta a la
verdad es una forma de violencia muy profunda. Nosotros pensamos que tiene que
surgir un diálogo superador, tenemos que ver cómo superamos los problemas
serios que tenemos. Por ejemplo, tenemos que ponernos a trabajar en común para
ver cómo hacemos para resolver el tema de las adicciones. No solamente en el tema
de la oferta, sino también en el de la demanda, que es también muy
problemático, muy complejo.
Cuando la Iglesia emite un
documento, es consciente de la pluralidad de quienes componen la sociedad.
Sabemos que somos parte de una sociedad, y los problemas que planteamos no son
solamente nuestros, sino que son problemas comunes. Como Obispo, puedo decirles
que converso con personas de todo tipo, y el diálogo de la Iglesia con otras
instituciones es sumamente rico. Los problemas que son de todos, nos hace bien
a todos señalarlos.
Citas de Radio se emite
todo los martes, miércoles y jueves de 13 a 15.30 hrs por FM City 90.1.Para
escuchar la entrevista completa visita www.facebook/citasderadio
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