martes, 23 de septiembre de 2014

"Hay líderes que dejan marca, pero no dejan huella" Alejandro Marchesan


Alejandro Marchesan es Director del Centro de Entrenamiento Ontológico y Profesional (CEOP), Licenciado en ciencias Sociales y Humanidades y es Coach en diferentes áreas.
Citas de Radio, el programa que se emite de martes a jueves en la tarde de FM City, conversó con el sobre esta incipiente disciplina que es el coaching.

¿Qué significa ser un coach ontológico?

El coach es un entrenador y la ontología es una parte de la filosofía que se permite preguntarse y reflexionar acerca del ser humano.  El coach ontológico es un entrenador en el ser y en el hacer humano. Busca la integración entre el ser humano y el hacer de las personas. El coaching ontológico es una práctica nueva en el mundo, tendrá unos 30 o 35 años y unos 20 años en el país.

¿Por qué crees que tenemos un desgarro social?

Me gusta la metáfora del desgarro porque, a diferencia de la enfermedad diagnosticada, permite pensar en una recuperación.  Los indicadores sociales de que estamos en una sociedad violenta tienen que ver con el bullying, con la inseguridad, con los linchamientos, con la falta de palabra, con no poder confiar entre nosotros. Tenemos una crisis de relación que se refleja en una falta de interés en cosas tan básicas como la comunicación interpersonal.

La recomposición de ese tejido ¿tiene que surgir de la sociedad misma o desde los lugares de liderazgo?

En una familia, donde hay un padre y una madre, donde hay alguien que tomó la responsabilidad de construir esa familia, el tema del liderazgo es fundamental. Cuando pensamos en una sociedad o en un país, los dirigentes, los líderes, los políticos, los empresarios tienen una responsabilidad que está por encima de la sociedad. Eso no quiere decir que la sociedad no pueda hacer movimientos basados en el capital social, que alerte y que pueda abrir canales de conversación, pero la responsabilidad de esta interpretación tiene que ver con los líderes.

¿Qué incidencia tiene la comunicación?

Haciendo una suerte de reduccionismo, creo que por la comunicación pasa todo. Uno de los grandes temas que tenemos como sociedad es que no nos animamos a hacer un alto para reflexionar y lograr  la recuperación del músculo social. Y el músculo más lastimado es la manera en la que nos estamos comunicando. Nos encontramos frente a una invalidación del otro, donde la diversidad no es un recurso que nos ayuda a construir sino una adversidad o una obstrucción. Nos encontramos ante la oportunidad de repensar la manera en que nos estamos comunicando y, desde ese lugar, recuperar gran parte del tejido social. Es fundamental reconstruir ese diálogo donde el que piensa diferente no es el enemigo sino que es alguien que me puede dar algo que yo no tengo.

El juego de este tiempo ya no sería tener la razón, ¿cuál sería el juego de este tiempo?

La razón es un juego del siglo XIX y el siglo XX, donde el conocimiento era clave. Hoy el conocimiento es herramienta, no esencia. Creo que el juego al cual estamos invitados hoy es el de la relación. Y desde esa relación hay una posibilidad, hay un mundo diferente.
El futuro diferente está a una conversación de distancia. A los argentinos nos está costando esta conversación. Por eso los líderes tenemos que hacer un esfuerzo deliberado para encontrar esa conversación. Hoy tenemos líderes que todavía dejan mucha marca en la gente en lugar de dejar huella para la gente. Los líderes de este tiempo necesitamos comprometernos con construir huellas y no dejar más marcas.
Algunos medios y líderes manejan un posicionamiento binario, de confrontación permanente. Hoy
hacen falta competencias para gestionar en un mundo cromático, donde no todo es blanco y negro. El rompimiento entre el siglo XX y el siglo XXI ha sido tan grande en todos los campos, que los líderes necesitan hacer un alto y reposicionarse. Aquellos que logran reposicionarse marcan una diferencia enorme. Porque la diferencia la siguen marcando los diferentes. Y en este siglo XXI que recién empieza necesitamos poder tomar distancia y ser una posibilidad para regenerar ese tejido social que se ha desgarrado.

¿Cómo se hace para educar a los chicos en la cultura del diálogo siendo esto algo que nos cuesta tanto como sociedad?

En 1987, un biólogo chileno llamado Humberto Maturana planteó que la educación de Chile no les servía a los chilenos porque buscaba corregir el ser de las personas en lugar de corregir el hacer de las personas.
Es necesario valorar, respetar y revalidar el ser para poder trabajar con el hacer. Hoy existe un aparato educativo que ya no sirve para las demandas del presente. Los procesos educativos de las instituciones no se han renovado. Tenemos alumnos del siglo XXI, con docentes del siglo XX en instituciones del siglo XIX. Mafalda dice que una cosa es educar y otra cosa es enseñar. Para enseñar hace falta saber y para educar hace falta ser. Y el ser tiene que ver con escuchar al otro, con ver cuál es su experiencia, cuál es la integración entre lo que hace y el ser humano que es. Nos encontramos ante una oportunidad magnífica para realizar un giro en la conceptualización de cómo educamos.
Es necesario no declinar en esa búsqueda de una estrategia compartida. La estrategia de la no estrategia es la fragmentación. Cuando no tenemos una estrategia compartida, entonces cada persona y cada organización va a buscar su propia estrategia. A mí me gustaría empezar a escuchar a hablar del país del año 2030, con una visión compartida, una estrategia compartida. Y si bien es cierto que existen dificultades en el diálogo, cuando existe un compromiso se ordenan las acciones detrás de ese compromiso, y en algún momento da fruto. Es dificultoso, pero es posible.

¿Crees que los grandes sectores de la economía presentan propuestas o motivaciones para desarrollar un modelo de país?

El sector agropecuario es el que más lo ha hecho gracias a la territorialidad y la ramificación que le permiten pensarlo de esta manera. Organizaciones como AACREA o APRESID plantean un diseño de futuro. En el ámbito industrial y de otros sectores económicos existen inquietudes pero un poco más explicativas donde se escuchan muchos diagnósticos de la situación pero no se presentan modelos alternativos. Frente a esto es necesario pensar en el liderazgo. No un liderazgo mesiánico, paternalista o autoritario. Es necesario un liderazgo de servicio, que piense más en el común denominador del valor agregado a la sociedad que en el propio. Si se conjuga un ambiente con visión de futuro y un liderazgo de servicio, el cambio es posible.

Alejandro Marchesan, en su carrera profesional diserta en varios lugares del país. Se ofrece también venir a Pehuajó y organizar una jornada de trabajo de coaching.




El mejor programa es el último


Alberto Fernando Pochulu es Fernando Bravo, conductor de radio y televisión. Con una vasta carrera en conducción, actualmente conduce Bravo.Continental de Lunes a Viernes por Radio Continental. Del otro lado del micrófono, en una entrevista radial, cuenta su historia, el inicio de su vocación y sus rutinas de trabajo. Una mirada a la persona detrás de la voz.

“Yo soy de San Pedro, provincia de Buenos Aires, y, como tantos locutores de interior que son de mi generación, arranqué mi camino radial recorriendo el pueblo con una propaladora y un carrito. Las nuevas generación tienen, quizás, la posibilidad de alguna radio FM local, pero en aquellos años eso no existía. Por eso, mi comienzo fue común al de Antonio Carrizo, al de Héctor Larrea…. Somos de una generación de tipos que venimos de la propaladora. El carnet habilitante como conductor lo tengo desde 1968, cuando me recibí en el ISER; pero ya desde que estaba con la propaladora me hacia la fantasía de que tenía un programa de radio de música, jugaba a eso.

La de la radio es una vocación que se va descubriendo de a poco. Cada vez te va gustando un poco más y más y más. Como las relaciones de noviazgo. Te enganchás con una piba y te va gustando cada vez un poquito más. ¡Hasta que te casás! Con la profesión pasa algo parecido. La vas descubriendo, te va entusiasmando, te va generando satisfacciones. Te das cuenta de que podés hacerlo. Tenés facilidad, no estas inhibido, te subís a un escenario sin inhibiciones, sin temores. Esas cosas te hacen ir descubriendo una profesión y una vocación. Y se sigue creciendo y aprendiendo con cada programa.

El mejor programa siempre es el último, porque allí uno resume todo lo aprendido y todos los errores cometidos. A diario se cometen errores, y, cuando termina el programa me doy cuenta de las cosas que debería haber hecho de otra manera, o de la idea que no me surgió o de que no fui lo suficientemente creativo. A veces es el público el que apunta los errores, pero muchas otras yo mismo descubro cosas que mis propios compañeros de programa no notaron. Son balances que yo hago, porque el oyente recibe lo que nosotros le entregamos, pero no sabe lo que no le entregamos. Pero eso pasa en todas las actividades de la vida. Nunca se logra la experiencia suprema de no equivocarse.

Soy muy exigente conmigo mismo. Exigente desde el punto de vista de mi crecimiento. Si yo reposara en lo que conseguí y no me exigiera cada día, entonces debería irme a mi casa. Esa exigencia cotidiana me hace hacer las cosas cada día mejor, ser creativo, encontrar nuevas idea. Yo mismo superarme, intentando entregar cada día un producto mejor. Por eso me preparo para cada programa como lo hago hace cuarenta y pico de años cuando empecé  trabajar en este este medio. Yo armo el programa a la mañana como si fuera el primero pero también como si fuera el último. De esa manera entrego todo, no me ahorro nada.

¿Cómo es mi rutina de trabajo? Uno nunca para de trabajar para este trabajo de la radio. Salgo, veo la televisión, leo, camino. Porque uno, lo que refleja en un programa de radio es la vida. El programa no es un paréntesis en la vida. Yo me llevo por delante las noticias, las proceso, las veo, las miro. Además, yo no trabajo con libreto prestado, trabajo con libreto propio. Todo lo que yo aplico es literatura personal que expreso por las ideas, que expreso por lo que siento, por lo que pienso, por lo que tengo ganas de decir, por donde quiero hacer transitar mi discurso.

Una cosa que practiqué a lo largo de mi carrera profesional fue no tener expectativas a largo plazo. Ir haciendo lo que el cuerpo me pedía día a día y tener expectativas más inmediatas. Voy dando pasos más cortos y resolviendo cada día. Por eso agradezco haber tomado la decisión de irme de Radio del Plata en el 2009, ya que el ambiente estaba enrarecido. No se puede estar en un lugar incómodo o donde no se siente acompañado o con libertad para hacer el trabajo. Hoy, en Continental me encuentro cómodo y eso es muy importante. Es fundamental que en un equipo de radio haya buena sintonía, tiene que haber amabilidad, compañerismo, una buena relación. En radio y televisión hay que trabajar con gente con la que te llevas bien. Tiene que haber una relación franca, sincera, porque si es de otra manera eso se nota en el aire.
           
Hay que ir recorriendo el camino día a día, paso a paso. Por eso entendí perfectamente el pase de Alfredo Leuco a Radio Mitre. Tuvimos 15 años de vida radial compartida y teníamos un modelo de trabajo muy establecido. Teníamos una dupla. Pero él recibió una oferta para hacer su propio programa y eso es algo que yo entiendo. Seguimos siendo muy amigos. Por otro lado, con los cambios vamos encontrando nuevos estímulos para modificar el programa y seguir creciendo.

No me gusta dar consejos a los que empiezan su carrera en el medio. Cada uno debe ir encontrando su propia línea, su propio lugar. Cada uno tiene su propia forma de expresarse, su propia forma de comunicar y sus propios objetivos con el medio. Es importante tener claro cuáles son los objetivos, adónde quiero llegar, de qué manera quiero servir a la sociedad, de qué manera puedo ser útil a la gente. Eso es una tarea y una búsqueda personal de cada uno. No se debe subestimar al medio, hay que darle la mayor dedicación que sea posible y en lo personal cargar el disco rígido todo lo posible porque eso vuelve en algún momento en beneficio del oyente. Hay que alimentarse para poder dar”.

Citas de Radio se emite los martes, miércoles y jueves de 13 a 15.30 hrs por FM City 90.1, www.cityenlinea.com.ar